Etiquetas
La semana pasada me enfrenté a varias situaciones que me han empujado a escribir sobre etiquetas.
Nadie duda que estamos sufriendo un exceso de información (para nuestro caso, de música). Y que esta situación provoca la utilización extrema de etiquetas más allá de los géneros para identificar una cosa de la otra entre tantísima oferta. Que si “pt-pop”, que si “Nu-flamenco”, que si “anti-folk”... y como éstas, mil y una etiquetas cuanto más detalladas mejor. Lo más gracioso es que nadie, o muy poca gente, quiere identificarse con ellas. Y es que las las etiquetas también pueden ser muy nocivas. Simplifican el resultado, provocando la pérdida de los matices y siendo motivo de exclusión inmediata. Quien no ha escuchado eso de “yo paso de poperos” o "rollo los Planetas".
En el viaje de vuelta del concierto de Girona, estuvimos Albert Daví y yo hablando de esos grupos que se apuntan al carro de la música mestiza con la rumba como estandarte pero sin haber indagado demasiado en los orígenes de ésta. Cinco días después, casi sin quererlo, fui a un concierto en el que el cantante no paraba de repetir “Queréis más rumba!!!” “Pues venga, otra rumbita!!”. Y acto seguido tocaban un pseudo-reague aflamencado con partes ska y con un sólo de guitarra heavy.
La cuestión es que me lo pasé en grande, y que además de purificarme los pulmones - el concierto era en el Carmelo- me purifiqué el alma. Qué más da si tocan rumba, neo-calorro o flamenco-billy. Lo importante es que es que te guste y punto.
Domingo por la tarde. Vamos a buscar a Valentí al estudio porque estaba grabando un disco de jazz. Cuando acabaron, los músicos nos preguntaron que qué tocábamos y a mi se me ocurre decir “Soft pop”. Acto seguido, cuando entramos en el coche, Riqui me suelta: “Como vuelvas a decir que tocamos “soft pop” te rompo la cara”. Al cabo de un rato me preguntó que qué cojones era "soft pop".
Orangine hace canciones pop.
Albert
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